El "mercadeo" que estamos presenciando por parte de la clase política nacionalista sobre la enseñanza de las Humanidades produce cuando menos perplejidad. Ni siquiera se acepta la existencia de una historia común en el pasado y, desde luego, no se tolera que las nuevas generaciones puedan llegar a atisbar su existencia, no vaya a ocurrir que sobre su base, se planteen el futuro.

Sinceramente, causa enojo leer algunos textos. Por ejemplo que «el Ebro es un río catalán que nace en tierras extrañas y desemboca en Amposta (Tarragona)». Así se construye el reino de los ciegos.

Desde estas líneas no podemos dejar de denunciar el dislate que se está cometiendo, pues el pasado no es sino afán de emular lo mejor, no peso ni traba, y menos aún mentira. Renovamos nuestra llamada a una patria unida, futura, ilusionada, justa, plural, abierta al mundo y moderna